Son muchas las virtudes que hay que reconocerle a Monterrey, pero quizás el empeño y el trabajo de su gente sean lo más sobresaliente, no en vano está catalogada como “La Capital Industrial de México” y es la segunda ciudad más rica del país.
Con esta premisa, se podría pensar que sólo se hacen negocios en Monterrey, pero quien la visita por primera vez se lleva la sorpresa de encontrarse con una ciudad moderna, con atractivos turísticos, y con algunas antiguas construcciones que nos cuentan viejos recuerdos de su historia.
Tal vez para evocar ese pasado, se construyó el Paseo Santa Lucía (inspirado en el River Walk de San Antonio, Texas), precisamente en donde estaba el antiguo ojo de agua del mismo nombre, sitio donde se dio la tercera y definitiva fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, como se le llamó en sus inicios.
Como parece ser que aquí todo se hace a lo grande, el río artificial que corre por el Paseo Santa Lucía, es el más largo de toda Latinoamérica, con 2.5 kilómetros, los cuales atraviesan buena parte del primer cuadro de la ciudad, en la zona centro. Por si fuera poco, está considerado como una de las 13 maravillas de México, creadas por el hombre, y por supuesto es uno de los lugares turísticos más visitados.
La bienvenida no podría ser mejor, el Museo del Palacio del Gobierno, el Museo de Historia Mexicana y el Museo del Noreste deslumbran con sus fachadas y el anuncio de sus exposiciones, sin pasar desapercibido “El Caballo”, escultura del colombiano Fernando Botero, a tan sólo unos metros.
El Paseo Santa Lucía une a la Macroplaza con el Parque Fundidora con sus dos y medio kilómetros de largo que puedes recorrerlos en una embarcación que parte de abajo del Museo de Historia Mexicana, o bien desde el propio Parque Fundidora.
Durante el trayecto, un guía cuenta parte de la historia de Monterrey, así como hechos importantes que la han marcado. Mientras el bote avanza a través de zonas verdes, puentes y andadores, te encontrarás obras escultóricas importantes como «La Lagartera» del artista oaxaqueño Francisco Toledo, 24 fuentes iluminadas y los murales de tres grandes artistas: el maestro Gerardo Cantú, Sergio Arce y Guillermo Ceniceros.
Igual de agradable es pasear por sus andadores peatonales y convivir con los regiomontanos que les gusta ir con sus familias los fines de semana, o los aficionados a los deportes que trotan o andan en bicicleta.
La recomendación es dedicarle al Paseo Santa Lucía una buena parte del día, y disfrutar de ese aire de frescura que llegó a inundar a esta gran ciudad industrial.