¿Qué puede ser más encantador que caminar entre calles que parecen salidas de un cuento de hadas? Eso se siente en Praga, capital de la República Checa en donde se puede percibir claramente el espíritu barroco que llenó a Europa en los siglos XVII y XVIII.
El estilo barroco cambió la forma de concebir las bellas artes, la literatura, la música y por supuesto la arquitectura. El reino checo no fue la excepción; después de la Guerra de 30 años se empezaron a construir grandes palacios con parques y jardines, iglesias y monasterios católicos impresionantes, destacando el misticismo y la monumentalidad, embelleciendo la fisonomía de las ciudades que habían sido dañadas por la guerra.
Así fue como se formaron ciudades tan encantadoras como Praga, en donde la fuerza del barroco se siente en las calles del centro histórico y en construcciones tales como la iglesia de San Nicolás en Malá Strana, los jardines palaciegos y la iglesia de Loreto en el barrio de Hrad?any, las estatuas en el Puente de Carlos, el palacio de Walenstein, el colegio de Jesuitas «Klementinum» y el palacio de Trója.
Praga no fue la única, a tan sólo 60 kilómetros se encuentra el osario y la iglesia del monasterio de la orden cisterciense en Sedlec – Kutná Hora, que junto con la iglesia de peregrinación de San Juan Nepomuceno en Zelená Hora (Montaña Verde) se pueden admirar estas obras del arquitecto Santini Aichel de estilo barroco-gótico, actualmente Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
No hay que perderse la oportunidad de visitar la bonita ciudad de ?eský Krumlov y admirar el Teatro Barroco del Castillo de (UNESCO) considerado el más antiguo y el mejor conservado teatro funcional del mundo, así como los jardines del castillo con la fuente en cascada, palacete Bellarie y la cueva llamada «grotta».
Muy Cerca de ?eský Krumlov se encuentra el pueblo de Holašovice con el conjunto de casas de estilo barroco rústico (UNESCO), así como el complejo de Kuks llamado «La Isla Barroca», paisaje artístico con estatuas monumentales de Matias Braun; la iglesia de la Santísima Trinidad, el hospital para soldados retirados y la farmacia barroca que refleja todo el sentido de belleza, misterio y la unión perfecta entre la arquitectura y naturaleza, que caracterizaron el pensamiento barroco.
Los ejemplos de este movimiento que cambio la imagen de las ciudades y pueblos son prolijos y fascinantes, no en vano la República Checa ha decidido dedicar este año 2017 a su arte barroco, y a las historias que se han tejido alrededor del mismo.
Ya no hay pretexto que valga, éste es un año para descubrir a la República Checa.