Por Luz Elena Cruz
Se descubrió por casualidad. Era el año de 1785 cuando Diego Ruiz, un recolector de impuestos del gobierno español, buscaba sembradíos clandestinos de tabaco en la selva a las afueras de Papantla en el estado de Veracruz, cuando se topó con una gran estructura, la que actualmente conocemos como la Pirámide de los Nichos.
Durante el siglo XIX, estudiosos de la arqueología que visitaban el lugar, quedaron tan sorprendidos por la belleza y elegancia de la pirámide, que no le dieron importancia a lo que había a su alrededor. Fue hasta en el siglo XX cuando se empezaron a explorar y limpiar algunos montículos que dejaron al descubierto juegos de pelota, plazas ceremoniales y numerosos basamentos, que se dieron cuenta de la importancia política, económica y religiosa de El Tajín, la ciudad del trueno.
No hay que olvidar que por su posición geográfica en el Golfo de México, esta ciudad fue la más importante de la costa norte de Veracruz, llegando a tener hasta 20000 habitantes en su época de apogeo entre los años 600 y 1000 d.C. Fue entonces que se construyeron pirámides, palacios, casas, plataformas y canchas para el juego de pelota, que hasta la fecha se han encontrado 20, lo que la hace la ciudad de Mesoamérica con el mayor número de canchas.
Visitar esta zona es descubrir un mundo sorprendente con muchos misterios por resolver y lo más probable es que nos suceda lo mismo que aquellos estudiosos de la arqueología cuando vieron la Pirámide de los Nichos por primera vez; sin duda uno de los edificios precolombinos más bellos de México, el máximo exponente de la cultura totonaca y pieza central de El Tajín, la que fue capital de Totonacapan. Lo primero que llama la atención es la elegancia de su composición y la decoración de su fachada. La pirámide está compuesta por siete plataformas, una escalinata al centro y 365 nichos, que se han sido asociados con el calendario y la cosmovisión de la cultura totonaca.
La ciudad de El Tajín se construyó en espacios abiertos y desniveles aprovechando la sinuosidad del terreno, con la Pirámide de los Nichos como punto central. Hacia el norte en la parte más elevada de la zona, se llega a lo que se llamó El Tajín Chico, con edificios administrativos y casas que pertenecieron a dirigentes y personas importantes. Destaca el Edificio de las Columnas, con relieves que representan escenas de batallas del gobernante 13 Conejo, relacionadas con Quetzalcoatl, así como el Palacio del Arte, el Juego de Pelota Norte y un patio rodeado de diversas estructuras.
Hacia el sur de la Pirámide de los Nichos se encuentra el Juego de Pelota Sur en forma de I, la que puede ser considerada la más importante de todas por los tallados en las paredes laterales de la cancha que ayudan a comprender su cosmovisión.
Importante es visitar el Museo de Sitio para tener una explicación más detallada de su cultura a través de su cerámica, escultura, frisos y pintura mural que nos llevaran a un viaje por su vida cotidiana, las clases sociales, así como conocer un poco más de sus rituales en el juego de pelota.
Aún falta mucho por descubrir, todavía hay áreas que se encuentran bajo la espesa maleza de esta zona del estado de Veracruz, pero el centro urbano con pirámides, juegos de pelota y palacios que se nos muestran, asombran por la grandiosidad del pueblo totonaca, la belleza de sus construcciones y por su importancia cultural e histórica, no en vano fue declarada como Bien Cultural en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.