Por Diego Ontañón
Sin lugar a dudas todo lo que tiene de pequeño también lo tiene de encantador y hospitalario este pequeño pueblo de Suiza, en el cantón alemán de los Grisones, a muy pocos kilómetros de la frontera con Austria y también muy cerca del peculiar y muy próspero Principado de Liechtenstein.
Mainfeld es famoso fundamentalmente porque fue el hogar de Heidi, la célebre niña de mejillas sonrosadas creada por Johanna Spyri y llevada a televisión con gran éxito en la serie de dibujos animadas realizada y dirigida por Hayao Miyazaki. La cabaña que ahora encontramos allí es una recreación de la supuesta casa de Heidi conocida en el idioma local como “Heidihaus”, la casa está enclavada precisamente en Heididorf, una aldea formada por algunas pocas casas con una boutique y un interesante museo dedicado al personaje.
Entre las viviendas se pueden admirar esculturas talladas en troncos de madera representando vacas, cabras o gallos. La Casa Museo recrea el modo de vida de Heidi y su abuelito. En una de las habitaciones, cincelados en cera, se encuentran la propia Heidi y Pedro. No falta ningún detalle. La estancia donde fabricaban quesos, la mesa de madera donde comían, con platos y cubiertos, los armarios con la ropa de Heidi, su característica cama de paja. También existe la posibilidad de visitar la casa de Pedro, en Ochsenberg, un poco más arriba, a 1.111 metros de altitud.
Hace muchos años que yo estuve en Mainfeld y más allá de la casa, lo que yo más recuerdo son unos apacibles paseos por los caminos donde transcurren las aventuras de esta famosa serie de dibujos animados que a los niños de mi generación nos tenía cada sábado sentados frente a la televisión con el alma en un hilo. Estos paseos no son gratis, el sendero de Heidi actualmente cuesta 7 francos suizos para los adultos y 3 para los menores. Los turistas pueden recorrer todo un camino plagado de lugares emblemáticos de la iconografía de Heidi, concretamente 12 de los momentos más importantes de la historia. Recorrerlo supone varias horas y presenta un desnivel de casi 500 metros, entre el poblado de Heidi, que está a 660 metros sobre el nivel de mar, y el punto más elevado del recorrido.
El primer punto emblemático es «la fuente donde Pedro daba de beber a sus cabras». 100 metros más arriba había un banco de madera, «donde Heidi y el abuelo paraban a descansar cuando bajaban al pueblo a vender sus quesos». Más arriba aún «el lugar donde la silla de ruedas de Clara se rompió y la niña anduvo por primera vez». Luego unas esculturas de madera de Niebla, y de las cabras Blanquita y Copo de Nieve.
Pero para los que somos amantes del buen comer y buen beber, Mainfeld también nos ofrece unos vinos de muy alta calidad. La vinicultura constituye la fuente primaria de ingresos de la comuna y en los campos (Maienfelder) se cultivan varias cepas (Pinot Meunier y Riesling Silvaner principalmente, así como Pinot Blanc, Chardonnay y Pinot Gris). Y para degustar esos buenos vinos sugiero una excelente comida regional en el restaurante “Schloss Brandis”, ubicado en una preciosa torre medieval donde se ofrecen exquisitos productos locales como las carnes orgánicas, los quesos y los embutidos, que son una verdadera delicia… y para terminar un buen postre con chocolate artesanal suizo.
Y si el presupuesto lo permite, alojarse en el magnífico y lujoso hotel “Grand Resort Bad Ragaz” será toda una experiencia y placer para los sentidos, aunque para “bolsillos rotos” también podemos encontrar acogedores y encantadores hoteles con la modalidad de Bed & Breakfast a precios muy asequibles.
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