Por Diego Ontañón
Sin lugar a dudas, San Pedro es uno de esos lugares que sorprende mucho y gratamente desde que llegas y recorres sus pequeñas calles cubiertas de arena blanca con rústicas y peculiares casas de madera que le han dado el título internacional de La Isla Bonita y es que, en sus momentos de gloria, allá por el año de 1986, la cantante Madonna le dedicó la canción “La isla Bonita” y aunado a ellos y por su singular belleza ha contribuido a que Belice sea nombrado “La Joya de Centroamérica”.
San Pedro, llamado así por el santo patrón de la pesca, se ubica en la isla Cayo Ambergris y es la segunda ciudad más grande del distrito de Belice. La puedes explorar por cielo, mar y tierra; sus medios de transporte son avionetas, taxis acuáticos y carritos de golf que te permitirán admirar su majestuosa belleza natural que entre otras maravillas incluye paradisiacas playas de aguas cristalinas.
Para recorrer la isla en mi experiencia lo mejor que puedes hacer es rentar una bicicleta y perderte, aunque eso es casi imposible. Las calles son pequeñas e ideales para recorrerlas con detenimiento y entrar en la filosofía del relax que practican muy bien los beliceños. También sugiero contratar alguna excursión para visitar playas de aguas azul turquesa en alguna de las islas cercanas, como Caye Caulker. Allí podrás realizar esnórquel, buceo, windsurfing, baño con manatíes o algo de pesca y además encontrarás restaurantes, bares y tiendas que tanto nos gustan a los mexicanos.
Si quieres vivir una de las experiencia única y sensacional, debes tomar una avioneta en la misma isla y sobrevolar el agujero marino más grande del mundo… Great Blue Hole o el Gran Agujero Azul. Tiene aproximadamente 300 metros de diámetro y 138 de profundidad, y forma parte del Sistema de Reservas de la Barrera del Arrecife de Belice, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y la segunda en importancia después de la Gran Barrera de Coral de Australia. No te cansarás de observar esta maravilla, pareciera que la naturaleza dejó caer desde el cielo una sola gota de color azul cobalto sobre el mar y se tiñeron colores infinitos dentro de él. Y si quieres seguir admirando la vida marina, puedes ir a Shark Ray Alley, una zona donde podrás nadar en libertad y con seguridad observando mantarrayas, tiburones nodriza y diversas especies de peces de colores típicos de esta región del Caribe.
En cuestión de alojamiento hay muchas y variadas opciones para todos los gustos y presupuestos y en lo personal me gustan mucho Ramon’s Village Resort, Grand Caribe, Portofino Beach Resort, este último ofrece encantadoras cabañas en la playa, así como lujosas y amplias suites y su gran valor es que está muy cerca de la costa, justo donde se encuentra la segunda barrera de arrecifes más grande del mundo, por lo que es un alojamiento ideal para los amantes del buceo.
En cuanto a la gastronomía está formada por productos locales de las etnias que componen todo el distrito de Belice y podrás disfrutar de especialidades como el relleno de recado negro, con pollo y carne de res molida, las garras de cangrejo estilo beliceño, preparadas con un poco de recado rojo, negro o blanco, servidas con arroz y frijoles. Otra opción es atreverse y probar la comida callejera en los tours gastronómicos para saborear los salbutes de pescado, las fritas de caracol y las típicas pupusas —masa rellena— de calabaza, queso y chicharrón.
Por último, te invito a visitar la zona arqueológica de Lamanai, en Orange Walk, a media hora de la ciudad y el Templo de los Mascarones que es la segunda estructura maya más grande del mundo.
¡Belice te espera y te sorprenderá!