Por Diego Ontañón
En el extremo nordeste de España, en las acaballas de los pirineos, se encuentra Cadaqués, un pueblo singular erigido por gente de mar y que, sin lugar a dudas, encanta a todos aquellos que lo visitan.
Dicen que su luz es especial, que el color que emana fascina los sentidos; una combinación de naturaleza y situación geográfica han concedido a este punto el privilegio de enamorar a muchos seres especiales, dotados en el arte y la creatividad, algunos de los artistas más célebres son: Pablo Picasso, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luis Buñuel, entre muchos más.
Cómo si de una isla se tratara, cobijado por la montaña del Pení con 613 metros de altura y el Puig del Bufadors con 431 metros, una carretera de curvas sinuosas construida a principios del siglo XX, da la bienvenida a un paisaje de piedras, rocas, olivos y mar.
Cadaqués vive cara al mar, su iglesia mira el mar, sus ermitas miran el mar, sus casas miran el mar y su gente vive mirando el mar. Enmarcado entre dos faros, el de Cap de Creus y de Calanans, se cobija en una bahía natural.
Esta área del mediterráneo ha sido durante cientos de años un punto estratégico para navegantes y marinos, debido a su orografía particular, creando uno de los pocos puertos naturales que existen en España.
El nombre de Cadaqués, de origen incierto, puede contener trazas de tiempos remotos, de los antiguos pobladores de estas tierras. Una de las suposiciones dice que proviene del nombre en catalán antiguo “Quer”, que significa roca o piedra, y su nombre hubiera bien podido ser “Cap de Quers”. Otras suposiciones se apoyan en nombres encontrados en mapas de los S.XVI y XVII, principalmente en archivos franceses, cuyos navegantes escogían esta parada para protegerse de tormentas, borrascas y temporales. Lo llamaban “Cap d’Aques” o “Cadaxes”.
Conocer Cadaqués, es pasear por sus calles y recordar la historia de los pueblos del mediterráneo. Erigido sobre una loma de piedras de pizarra, este pueblo de origen medieval, es un recinto amurallado, que guarda dentro un conjunto de calles laberínticas pavimentadas de forma original. Visitar Cadaqués es un viaje que cautiva los sentidos: pasear por las “ribas” junto al mar, pisar las calles pavimentadas del casco antiguo y alrededores, visitar la Iglesia de Santa María con su altar Barroco, llegar hasta el Baluarte y dejar volar la imaginación con la vista impresionante de un horizonte enmarcado por el peñón llamado “Es Cucaracuc” y el bucólico faro de Cala Nans, no tiene precio. Y seguir el recorrido, hasta Portlligat, cala de pescadores, donde el genio Salvador Dalí vivió durante 35 años de su vida y pintó prácticamente la totalidad de sus obras. Finalmente, el visitante debería otorgarse el placer de caminar o conducir hasta el faro de Cap de Creus, dentro el Parque Natural del Cap de Creus, con hermosas calas de aguas cristalinas y de un paisaje lunar.
Si de escoger un hotel se trata, mi recomendación es el “Boutique Hotel & Spa Calma Blanca” que es una auténtica experiencia de alojamiento, y para una genial experiencia gourmet, el restaurante “Compartir” es de visita obligada.
Cadaqués i el mar t’estan esperant¡¡¡