Por Diego Ontañón
Para mi Grindelwald no es otra cosa que un cuento hecho realidad, uno de esos “lugares con encanto” que te llevas en el corazón y la retina para siempre. Llegar a Grindelwald ya es de por si precioso por los magníficos paisajes que verás, ya sea si vas desde Ginebra, Zúrich o Berna. Yo recomiendo los cómodos trenes suizos o el coche de alquiler y todo merecerá la pena, una vez pongas un pie en el lugar: las montañas y sus glaciares te recordarán la grandeza de los Alpes suizos todo un pueblo rendido ante ellos.
Con unos 3,000 habitantes, Grindelwald es la puerta de entrada a la región de Jungfrau, repleta de pueblos con encanto, rutas senderistas, zonas de esquí, glaciares y cascadas de vértigo. La popularidad de Interlaken ha hecho que este pueblo permanezca algo más apartado del turismo de masas, sin embargo, todas las actividades que ofrece hacen pensar que es, sin duda, un pueblo en mayúsculas del país.
En 1908 se construyó el primero de sus teleféricos, y en 1912, el ferrocarril llegó al Jungfraujoch, la atracción por excelencia de Suiza y la estación de ferrocarril más alta de Europa a 3,454 metros de altura. Desde Grindelwald hay acceso diario a través de teleféricos y tren. Si te gusta el hielo y las alturas, es tu lugar.
El pueblo de Grindelwald es visitable cualquier fecha del año, aunque la primavera y el verano son perfectos porque, aunque el tiempo es cambiante, te permitirá hasta darte un refrescante baño en alguno de sus lagos y glaciares.
Si te gusta la aventura este es tu lugar en Suiza, pero si te gusta la tranquilidad has dado en el clavo. Bastará con un paseo a primera hora del día para comprobar por qué: cientos de senderos a través del pueblo te llevarán hasta sus montañas, entre prados donde pastan bonitas vacas, o simplemente, entre sus casas alpinas decoradas con todos los detalles típicos de la región. En el centro del pueblo encontrarás, además, todo lo que necesites: supermercados, tiendas de souvenirs, restaurantes y cafeterías.
Grindelwald tiene una estructura de teleféricos y góndolas a la última para que conozcas sus montañas de una forma divertida y en familia. Una de las mejores formas de hacerlo es a través de su aventura estrella: Grindelwald First. Desde el centro del pueblo parte un teleférico que te llevará hasta First, un parque de aventuras en las montañas que te dejará boquiabierto.
Antes de llegar aquí tendrás tres paradas imprescindibles si te gusta la adrenalina: First Flyer, una tirolina que baja a 84 km/h y a unos 50 metros de alto; First Glider, una atracción en forma de ave rapaz que acoge a cuatro personas sin miedo a las alturas y las lleva volando (literalmente) en una ruta de 800 metros de longitud a una velocidad de hasta 83 km/h. First Mountain Cart es demasiado divertida para ser real y podrás descender unos tres km por la montaña en un carro entre cart y trineo.
Una vez aquí, el glaciar os dará una grata bienvenida. El reflejo de las montañas en sus aguas no será un espejismo, pero por muchas veces que intentes fotografiarlo nunca será tan impactante como la realidad. A tu alrededor solo habrá naturaleza.
Hay muchos hoteles en Grindelwald, pero ninguno tan bonito como el Hotel Glacier. Con vistas a las imponentes montañas del pueblo y al Eiger.
La oferta gastronómica es uno de los puntos fuertes de Grindelwald donde podrás probar deliciosos fondues de queso, las salchichas gourmet, la carne vaca suiza y unos postres únicos y riquísimos cafés. Tampoco puedes perderte deliciosos desayunos con productos típicos de la región como mermeladas caseras, quesos y chocolate, cómo no.
Grindelwald wird Sie überraschen!